El gato romano, el minitigre doméstico.

en jueves, junio 18, 2009

18 junio 2009

Este es Gandalf, un gato común europeo, también llamado gato romano por el color de su pelaje: corto, atigrado con rayas oscuras que se parecen a las del tigre con el manto de fondo de color pardo. El gato atigrado es el gato por excelencia, el ejemplar más característico de felino doméstico, y en el que se muestra con mayor claridad su herencia salvaje. Además, su pelaje es de tipo agutí, es decir, que cada pelo individual tiene dos o tres colores diferentes.

Los gatos comunes europeos son descendientes de los gatos africanos y asiáticos, y fue difundido por los antiguos romanos en las regiones del Imperio y luego se extendió por casi todo el mundo.

Se diferencia mucho de mi otra gata, Morgana, aunque también es común europea (pero en color negro). En los comunes europeos se encuentran dos tipos morfológicos: el tipo esbelto, con patas delgadas de longitud intermedia y cabeza normal -Gandalf-; y otro tipo más robusto, fornido con cabeza grande, cuello corto y patas cortas -Morgana-. También hay tipos intermedios entre unos y otros ya que se mezclan mucho entre sí.

Su carácter varía de un individuo a otro, puesto que se trata de animales con una marcada personalidad individual. Son animales independientes, listos, orgullosos, adaptables y que llegan a encariñarse mucho con su amo. En el curso de su existencia, en contacto con el hombre, los gatos europeos han desarrollado un temperamento que constituye su característica más peculiar. Para conocer verdaderamente al gato doméstico, hay que criar gatos comunes.

Casi todos estos atigrados tienen una M dibujada con rayas sobre sus ojos, en su frente. Al parecer para algunas culturas esos gatos con la M grabada en su frente dan buena suerte a sus dueños o a la gente que se los encuentra.

También cuenta una leyenda cristiana que la Virgen María tenía un gato que había entretenido a Jesús cuando de bebé lloraba y en agradecimiento le acarició y le puso su inicial en la frente.

La leyenda Islámica dice que la gata de Mahoma estaba durmiendo encima de la manga de su abrigo y para no despertarla se fué sin él a la calle. Cuando volvió la gata se le acercó agradecida y él le puso su inicial en la frente.

Así que yo compenso, tengo un gato con la M dibujada y una gata negra. Aunque a lo mejor es suerte doble, porque en otras culturas el gato negro da suerte.

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